…
Cuando una gota en la mañana
se suspende de la rama
¿qué queda sino que caiga?
O que permanezca mientras se evapora
al aire cálido que acude a la templanza
de las horas y los corazones agosta.
O que ,en su sino, lama nuestra boca
y de nuestra frente refresque,
si tal pudiera, el bullir de la fiebre
que tanto ha nos habita y retiene.
j.