Archivo de la categoría: Háblame de padre

          Así pues, lo que veis es el iceberg de mi mismo, de  padre, de abuelo,  de todos aquellos que fueron héroes en silencio, sin renunciar a su tiempo, heraldos, guerreros –a su manera-, artesanos todos … Seguir leyendo →

  Fueron de  todos los pueblos…                                                                                 No se cabía en el camposanto.                                                                                    Era como si todos los compañeros de viaje                                                           se juntaran para la ocasión y no hubiere querido faltar nadie.   Si contemplo el mundo y su infortunado hado, … Seguir leyendo →

    Cánticos murmullosos suenan como pequeñas campanas allende el tiempo: tan lejos como una vida llena desde una quinta del siglo diecinueve. Y todos los vientos cesan –alisios que empujan y sus contrarios que queman-, al sur que calienta, … Seguir leyendo →

    Ahora el trabajo no vale nada. La tierra ya no se trabaja…   El preciso y primer olor de la madrugada exacto en su rutina cotidiana, circadiano en la oscuridad meridiana hasta que mucho más tarde que el … Seguir leyendo →

   Recuerdo, como si fuera hoy,  en una ocasión que, ya con las marcas de la vida en la cara,  le decía a su hijo: -Estudia, hijo, estudia, para no ser un burro como tu padre… y un huerto como … Seguir leyendo →

  El caso es que alimañas y animales se tropezaban en cuanto volvías la vista a donde miraras y a cualquier hora, conocías todas sus costumbres por si de ello sacabas provecho y la tierra, y el agua, y todo … Seguir leyendo →

  Luego vino lo de los foros y el justiprecio.   El campo daba sus frutos pero todo era a costa de estar ahí de sol a sol,                                                                          y cuando había poco darle el mejor bocado                                                                                  al pequeño para que creciera… … Seguir leyendo →

    Sus cinco primeros hijos murieron en una semana. Pagaban cuatro iminas de cuatro cuartas y medio carnero.  Cada cuarta eran siete kilos y medio de cereal. El dueño de la casería era rico…leía el periódico todos los días… … Seguir leyendo →

      El traía nueve mil reales de aquella. Una vaca buena valía casi mil reales. Los paisanos, muchos, iban a buscar dote. Estaban las caserías empeñadas.   Estamos formados de punzadas amasadas en lágrimas insomnes y tierras de … Seguir leyendo →

El caso es que la tierra tiraba mucho y si no te cegabas con la riqueza que ibas consiguiendo, que también hubo de eso, siempre tenías noticias de que las cosas aquí no estaban fáciles para nadie…      Pues … Seguir leyendo →