Podrías decir que ni dudas ni finges,
ni finges ni dudas,
que procuras bellos intentos de tener siete vidas
y las quieres para tu vista, tu disciplina.
Solo debes encontrar el adecuado momento
antes de que te desvista y pidas…
conmigo.
Luego, tras un lapso, sueño,
ausencia que martillea tu cerebro, escalofrío,
los hilos se pierden.
El peso se abandona al vacío.
La mente se escapa del cuerpo.
Me asombra este mundo. No ralentiza su tiempo como verano de niño.
Huye de sí mismo. No sé si merece la pena salvarlo.
Las miradas se pierden o embotan.
Entretanto aliento decisiones, me gasto.
Ahora que se puede rodear el orbe, lo descubro desde el viento.
Hasta ti llego. Vuelo.
M.